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¿Sabías que hay 4 tipos de apego que se construyen en la infancia?

En función del comportamiento de la madre y el padre en relación a su hijo, el pequeño puede desarrollar uno de los siguientes tipos de apego. Cada uno, condiciona que un adulto sea más o menos sano emocionalmente y que sepa, de forma adaptativa, gestionar sus emociones:

Apego seguro: El niño se siente seguro, valorado y aceptado. Sabe que su cuidador no le va a fallar. Como resultado, observamos niños seguros de sí mismos y que tienen relaciones saludables una vez ya son adultos. 

Apego ansioso y ambivalente:  El pequeño no se siente seguro y acostumbra a desconfiar de sus cuidadores. Observa su entorno con inquietud y desconfianza. Cuando es mayor acostumbra a obtener relaciones de dependencia con otros individuos. 

Apego evitativo: Siente y asume que sus cuidadores no van a estar para ayudarle. Se siente poco valorado y querido. Esto le hace sufrir y se acostumbra a estos sentimientos. En la edad adulta se transmite en relaciones problemáticas.

Apego desorganizado: El niño tiene conductas destructivas, su estado de ánimo es cambiante. Cuando es mayor manifiesta mucha frustración e ira, no se siente querido ni valorado en las relaciones

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¿Cómo ayudar a gestionar los enfados de los peques?

El enfado es una emoción básica que sentimos todos. Sin embargo, cuando se pierde el control, el enojo se vuelve destructivo. ¿Cómo ayudar a los más pequeños a llevar esta emoción? El enfado puede suponer para los niños problemas con la familia y los compañeros, y puede repercutir en el rendimiento escolar. Al igual que otras emociones, el enfado va acompañado de cambios fisiológicos; tanto la frecuencia cardíaca como la presión arterial pueden aumentar. El enojo puede deberse tanto a hechos internos como externos. Un niño, por ejemplo, puede enojarse porque siente que sus dibujos  no son tan buenos (interno), o bien porque un amigo lo ha empujado (externo). La manera natural de expresar el enojo consiste en responder de forma agresiva. Es la respuesta intuitiva ante la percepción de amenazas físicas o verbales. Sin embargo, responder agresivamente a cada situación de amenaza no es sano ni seguro . La violencia acarrea problemas sociales, dificultades con la familia y un daño físico o emocional. Por lo tanto, es importante enseñar a los pequeños, formas saludables de controlar su ira.

¿Qué pueden hacer los padres?

  • Ayudar  a desarrollar la empatía . Por ejemplo, le puedes preguntar a tu hijo: “¿Cómo piensas que se puede sentir Carla cuando le gritas y le quitas su juguete?” o “¿Cómo te sentirías tú si Pablo te hiciera lo mismo?”.
  • Enseñar que puede admitirse cualquier sentimiento pero no cualquier comportamiento. Es decir, uno puede sentirse frustrado, pero no por ello puede golpear, patear o agarrar a otro para expresar lo que siente.
  • El enfado puede ser una oportunidad para aprender. Cuando notes que tu hijo mantiene la calma ante una situación irritante, remárcalo y felicítalo. En cambio, si notas que no controla bien el enfado, acércate para ayudarle a resolver el problema. Pregúntale, por ejemplo, qué podría hacer la próxima vez que le suceda algo que suscite su enfado. Ayúdale a encontrar opciones como “avisar a un adulto” o “dar la espalda”, y luego aliéntalo a que la próxima vez reaccione eligiendo una de estas formas socialmente aceptadas.
  • Ayudar a desarrollar hábitos de control efectivo del estrés para evitar exabruptos de ira. Pídeles que piensen y participen regularmente en actividades positivas, como hacer ejercicio, leer, escuchar música, etc., que los mantengan alejados de aquello que los irrita.
  • Ayudar a realizar  inspiraciones profundas antes de reaccionar agresivamente cuando están enfadados.

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Claves para ser asertivo

La asertividad es un estilo de comunicación que consiste en expresar aquello que pensamos y sentimos pero teniendo en cuenta a la otra persona, respetando sus sentimientos y creencias. 

Para llegar a ser asertivos debemos tener en cuenta algunos aspectos en el momento de interactuar con otras personas. Hay que mantener una escucha activa, para entender y comprender a la persona que tenemos delante y poder conocer sus necesidades. Además no debemos imponer nuestro punto de vista, ya que lo único que se consigue es un rechazo por parte de los demás, por no respetar sus ideas; pero tampoco debemos complacer a los demás por querer agradar a todos. En definitiva hay que buscar un equilibrio entre el estilo agresivo y el pasivo para conseguir comunicar de una manera clara y honesta sin hacer daño a los demás. 

Cuando conseguimos ser asertivos obtenemos beneficios que nos ayudan a sentirnos mejor con nosotros mismos y con los demás. Al tener el control de nuestra propia vida nos sentimos aliviados, confiamos en nosotros mismos y nos sentimos con valentía para resolver cualquier problema que nos venga en la vida. En definitiva, hacer valer nuestras opiniones de manera asertiva nos ayuda en mejorar la salud mental, a tener una autoestima sana y a tener más confianza en nuestras capacidades. 

Pero ser asertivo no es tarea fácil, hay que conocer las herramientas y técnicas y se necesita práctica. Si cada día se practica poco a poco se nota la diferencia. A continuación, encontraréis algunas pautas que os ayudarán y un TIP para saber decir las cosas. 

PAUTAS
  • Momento adecuado: Se debe buscar el momento oportuno para decir aquello que pensamos y sentimos. Buscar el lugar y el tiempo adecuado. 
  • Mensaje claro: El mensaje debe ser claro y corto. Hay que tener claro el objetivo, aquello que queremos conseguir.
  • Atención al problema, no a la persona: No se debe atacar a la otra persona ni poner en juicio. Para ello debemos hablar desde el “yo”, no desde el “tu” (hablar en primera persona).  Además no debemos etiquetar, de esta manera no se sentirá juzgado. 
  • Mostrar comprensión: No quitar la razón a la otra persona. Hay que demostrar que se le ha escuchado y se entiende su punto de vista.
  • Admitir errores: Ser asertivo muchas veces significa admitir que nos hemos equivocado. Cuando se recibe una crítica, es importante reconocer nuestra parte de responsabilidad y así después poder dar las razones. 
  • Hablar de sentimientos y pensamientos: Poder comunicar como nos hemos sentidos sin llegar a ser víctimas ni esperar que el otro nos comprenda. Aquello que nosotros pensamos y sentimos no siempre es lo que piensa y siente el otro si estuviera en tu lugar. 
  • Buscar soluciones: Una vez se comunica aquello que queríamos decir, se debe intentar llegar a un acuerdo que a los dos os vaya bien y estéis satisfechos. 
TIP

1. Allanar el terreno

Empieza a comunicar diciendo algo positivo. Expresa que has escuchado a la otra persona y has entendido su parte. 

Ejemplo: Sabes que me lo paso muy bien contigo y se que te apetece mucho ir al teatro

2. Tirar la bomba

Comunica la crítica o tu inconformidad. Expresa tus pensamientos y sentimientos de manera clara y honesta. Describir y desarrollar todo aquello que queremos decir. 

Ejemplo: Pero, este fin de semana me apetece quedarme en casa tranquilo y solo, no me apetece demasiado salir porque voy cansado del trabajo

3. Apagar el fuego

Acaba con un mensaje o propuesta positiva. Expresa agradecimiento a la otra persona por escucharte e intentar buscar una solución conjunta. 

Ejemplo: Aunque me gusta hacer cosas contigo, así que si te parece buscamos otro fin de semana para ir. 

Recuerda practicar cada día y así llegar a ser una persona asertiva!

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Estilos de comunicación

¿Alguna vez te has preguntado como te comunicas con los demás? ¿De que manera expresas tus sentimientos e ideas? 

La manera en como nos comunicamos en nuestro día a día es fundamental para las relaciones sociales y la relación con nosotros mismos. Depende de como nos comunicamos se determina la forma de expresar nuestras ideas, opiniones, sentimientos, emociones y expectativas, esto nos lleva a tener relaciones más o menos plenas. 

La comunicación es una habilidad que se puede entrenar y mejorar a lo largo de nuestra vida. A partir de la practica en habilidades sociales podemos  aprender como debemos comunicarnos para potenciar las relaciones. 

Existen 3 estilo de comunicación, tres formas de intercambiar la información con los demás. Estos estilos dependen de las actitudes y nuestras estrategias de habilidades sociales que utilicemos  a la hora de expresarnos. Es importante saber reconocerlos y gestionarlos para tener una buena calidad de las relaciones personales. Algunos de estos estilos facilitarán las relaciones y otros en cambio dificultarán la comunicación.

ESTILOS DE COMUNICACIÓN

Agresivo. Dragón

El dragón suelta fuego por la boca cuando habla. Impone sus sentimientos, sus ideas y sus opiniones. Se comunican amenazando, insultando y agrediendo. No respetan los derechos de los demás, se aprovechan del otro y pueden conseguir sus objetivos a expensas de los otros.

Se puede identificar a la persona porque al hablar tiene mirada fija, voz alta, habla fluida y rápida y hace gestos de amenaza.

Dicen frases como: “has de…”, “si no vigilas…”

Objetivo: ganar

Efectos: acostumbran a tener conflictos interpersonales, sienten frustración cuando no consiguen lo que quieren, hieren a los demás, pierden oportunidades por su estilo de comunicación y suelen estar solos porque nadie quiere estar con ellos

Pasivo. Tortuga

La tortuga se esconde en su caparazón cuando le decimos algo. No defienden sus intereses, no expresan ni sentimientos ni ideas ni opiniones. no respetan sus propios derechos, suelen aprovecharse de ellos, se sienten frustrados por no poder decir lo que piensan, son inhibidos y acostumbran a dejar que los demás escojan por ellos.

Cuando hablan lo hacen en voz baja, sin mirar a los ojos, con una postura hundida, aprietan las manos, suelen tener sonrisas falsas y la cabeza gacha.

Dicen frases como: “puede ser”, “supongo”, “no te molestes”, “te importaría si…»

Objetivo: evitar conflictos

Efectos: conflictos interpersonales, suelen ser pesonas depresivas, con una autoimagen pobre, suelen estar en soledad y pierden oportunidades por la tensión

Asertivo. Persona

Las personas nos comunicamos con las palabras, es importante usar bien las palabras y respetar nuestros propios derechos así como los de los demás. Este estilo de comunicación nos permite decir lo que nos molesta sin hacer daño a los demás.

Cuando hablan tienen contacto ocular directo, habla fluida, gestos firmes, manos sueltas, posturas firmes y un tono de voz normal.

Dicen frases como: “pienso”, “siento”, “quiero”, “qué piensas?”, “como podemos resolverlo”…

Objetivo: crear comunicación y respeto mutuo

Efectos: Resuelven los problemas, se sienten a gusto con los otros y consigo mismos. Suelen ser personas relajadas y crean oportunidades buenas para ellos y los demás. 

En la próxima entrada hablaré de como podemos ser asertivos y daré un tip para aprender a serlo.

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Yo y los demás. Yo, con los demás

En la vida cotidiana estamos continuamente interactuando con otras personas. Así creamos vínculos y lazos que nos ayudan a formar parte del grupo y de la sociedad. Actuamos y reaccionamos en relación a los otros, pero no de cualquier manera, sino según unas pautas de comportamiento que nos indican cómo actuar en las diferentes situaciones de nuestra vida. Su observación y la repetición en sociedad es lo que nos permite aprender-las e internalizarlas para que cuando se produzca una u otra situación, no estemos desprevenidos y sepamos cómo actuar de acuerdo a lo que la sociedad espera de nosotros.

Los niños y niñas con TEA tienen alterada la capacidad para comprender las reglas sociales, teniendo dificultades en entender a las personas; sus intenciones, sus estados emocionales, y su mundo mental. Esto hace que estos niños tengan una peculiar manera de relacionarse.

Estilos de interacción en los niños y niñas con TEA

Reservados

Son los niños y niñas que suelen estar en soledad. Tienden a rechazar activamente la relación que los demás les proponen. Suelen evitarla y normalmente son los que tienen más dificultades en la comunicación verbal y no verbal y alteraciones en la conducta.

Pasivos

Este estilo de interacción provoca en los niños y niñas que por sí solos no inician la interacción con los demás ni la siguen, pero si se los proponen responden a ella. Suelen ser dóciles en la relación, obedecen lo que otra persona les indica con órdenes sencillas y comprensibles. No obstante, su patrón de relación también está alterado y desviado del desarrollo común, presentando dificultades para hacer amigos, para entender la forma en que las personas se relacionan unas con otras … En definitiva, dificultades para una interacción social recíproca (emisor y receptor intercambian continuamente las funciones).

Activos pero extraños

Son los niños y niñas con TEA que no sólo responden a otras interacciones que se le ofrecen sino que también inician ellos mismos interacciones con otras personas, pero estas son extrañas, raras. No son las esperadas dentro de una relación natural. Por ejemplo, inician la interacción pero sólo con temas que son de su exclusivo interés, sin importarles el interés mostrado o no por los demás. También inician la interacción sin ser conscientes de la disposición de la otra persona, por ejemplo, sin comprender que la otra persona está ocupada hablando por teléfono o hablando directamente con otra persona.

Por lo tanto, las personas con TEA no es que no se relacionen con otras personas, que no quieran saber nada de ellas o incluso que las rechacen, sino que tienen dificultades en el proceso de interacción. Tienen alterada la capacidad para procesar la información sutil, compleja, pasajera y variada que caracteriza la información. Esto es así desde el inicio de la vida: el bebé procesa, sin haber tenido que aprender, de forma consciente, patrones de información sociales dados por su madre. Se caracterizan por ser sutiles, como una mirada, un tono de voz o una postura corporal de acercamiento complejos, se dan todos a la vez, pasajeros, cambian permanentemente a cada segundo y variados, no siempre que la madre se relaciona con su bebé lo hace de forma idéntica, son variadas.

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Juego de construcción

El juego de construcción aparece a partir del año de vida, cuando el niño tiene una noción de los que quiere hacer y cómo lo quiere hacer, desarrollan el concepto de intención, y va evolucionado a medida que crecemos. Al principio es un juego simple, con materiales que un niño de 12 meses pueda manipular, como puzzles de encajes sencillos o bloques grandes, poco a poco aumenta su complejidad, tanto en los materiales utilizados como a nivel cognitivo, como crear torres aumentado el número de pisos, construcciones en equilibrio o estructuras basadas en pilares.

Evolución del juego de construcción

Primera etapa. A los 12 meses

Los niños se dedican a manipular los objetos. Con los bloques o cubos juegan a meter uno dentro de otro, a apilarlos y después tirarlos. En esta etapa el objetivo es perfeccionar la acción, aprendiendo su tamaño, los colores y relacionarlos entre sí. 

Segunda etapa. Entre los 18 meses y los 3 años

El niño va adquiriendo destreza motora tanto en la motricidad fina como en la coordinación de mano-ojo. Empiezan a crear formas simbólicas, tanto horizontales como verticales, con los bloques como un tren, un avión o un puente. El juego es individual, las construcciones no se comparten con otros niños.

Tercera etapa. A partir de los 4 años

A medida que se hacen mayores, son capaces de utilizar materiales más complejos como puzzles de varias piezas o legos. El juego empieza a ser compartido entre los iguales y con los adultos. 

Cuarta etapa. A partir de los 6 años

El niño puede realizar puzzles más complejos como tridimensionales, crear montajes de escenarios o robots con piezas de encaje. 

Este tipo de juego ayuda a potenciar la creatividad e imaginación, facilita el juego compartido, ayuda a desarrollar la coordinación óculo-manual y la destreza motora, a aumentar la capacidad de atención y concentración, facilitar el razonamiento espacial y a desarrollar la capacidad de análisis y síntesis. 

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Juego de reglas

“Los juegos con reglas  se inician  como los rituales que cada niño crea para sí mismo; situaciones o acciones infantiles que en determinados momentos de la vida diaria él construye e instituye”

El juego de reglas aparece hacia los 6 años de edad, en la etapa de operaciones concretas. En esta etapa el niño es capaz de organizar sus ideas y desarrollar un pensamiento lógico, racional y operativo, ya no necesita la manipulación física para entender el mundo. Empiezan a descubrir cosas que antes no podían entender y resuelven problemas a partir del lenguaje. Presentan argumentos con mayor inteligencia. Tienen un pensamiento más flexible que no está basado únicamente en la apariencia de los objetos. 

La regla lúdica aparece de manera implícita y regula el juego,  ésta aparece en el juego simbólico, donde el niño va creando historias y roles y con ellas las primeras reglas. Estas reglas son creadas y utilizadas por los mismos niños y les ayudan a tener una guía sobre lo que deben hacer antes de empezar a jugar, por ejemplo a papás y mamás. Más adelante y con la práctica, son capaces de realizar juegos de reglas como el escondite, el pilla pilla o el pajarito inglés. Los niños conocen las normas, saben como empieza y acaba el juego y que deben hacer. 

El cumplimiento de las reglas aparece con la idea que tiene el niño de que cada juego se juega de una determinada manera, por lo tanto, se debe jugar de la forma que ellos conocen. No permiten que se alteren las normas, porque eso sería ilegal en el juego. Con el paso del tiempo, los niños se dan cuenta que muchas veces se puede jugar de diferentes maneras a un mismo juego.

Gracias al juego de reglas el niño aprende a respetar las normas, a esperar turnos, a ganar y perder, desarrolla tolerancia a la frustración y asumen valores como el respeto. Además, les ayuda a ponerse en el lugar del otro, considerando sus opiniones y acciones. Y favorece el desarrollo del lenguaje, el razonamiento, la atención y la reflexión. 

Evolución del juego por reglas

Nivel I. Entre los 2 y los 5 años

Los niños crean sus propias reglas de juego. Cada niño tiene sus propias reglas, no tienen porque unificarse entre ellas. Los niños juegan para sí mismos, y los objetivos son diferentes para cada uno de ellos. Aunque puedan compartir el juego con sus iguales, el juego es paralelo. No tratan de ganar ni de coordinar sus puntos de vista. En esta etapa la regla no se considera obligatoria, sino que es un ejemplo, como una manera de jugar. 

Nivel II. A partir de los 6 años. hasta los 11 años

Aparece el juego cooperativo. los niños tienen el deseo de unificar las reglas y tener un control mutuo. También aparece la idea de ganar y tener en cuenta a los demás, jugando unos contra otros. Pero las reglas que se imponen son copiadas del niño que mejor informa de ellas y mejor conoce el juego, pero son consideradas obligatorias y no se pueden modificar. Los juegos a esta edad son simples.

Nivel III. A partir de los 11 años

En esta etapa el pensamiento formal permite tener un interés por la regla como tal, es entonces cuando podemos razonar y tener conciencia sobre las reglas y aplicarlas en cualquier caso. 

En la próxima publicación hablaré, más extensamente, sobre el juego de construcción y la etapa evolutiva en la que se encuentra. 

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Juego simbólico

“El niño que juega aprende a conocerse, a entender el entorno y a relacionarse con los demás mientras se divierte”

El juego simbólico consiste en representar situaciones ficticias como si estuvieran pasando de verdad, los niños se convierten en personajes y los objetos cobran vida a su imaginación. Pasan de los hechos reales a los imaginarios, creando historias y roles del mundo que les rodea. El niño debe ser capaz de imitar situaciones de la vida diaria y ponerse en el lugar de otro. En definitiva, el niño juega a «hacer como si…».

Empieza hacia los 2 años, cuando entramos en la etapa preopracional y dejamos atrás la etapa sensoriomotora. Como se explicó en la entrada del blog anterior, desde que nacemos hasta los años comprendemos el mundo a partir de nuestras interacciones motoras y sensoriales. A partir de entonces, y hasta los 6/7 años, la imaginación y el lenguaje juegan un papel importante, pensamos a partir de imágenes concretas para entender el mundo, es decir, entendemos aquello que hemos vivido y poco a poco somos capaces de generalizar lo que ya sabemos. 

Este tipo de juego ayuda a los niños a desarrollar su lenguaje y la comunicación, a comprender y asimilar el entorno que les rodea, desarrollar la empatía y ponerse en el lugar del otro, favorece la imaginación y la creatividad, consolidar sus representaciones mentales y contribuye al desarrollo emocional. 

 Etapas del juego simbólico
Juego presimbólico

Nivel I. Entre los 12 y los 17 meses

El niño tiene un juego funcional. Realiza acciones asociadas a objetos. Por ejemplo: Beber de un vaso vacío, meterse una cuchara en la boca vacía o estirarse en un cojín

Nivel II. Entre los 17 y los 19 meses

Imita situaciones de la vida  diaria con objetos. Por ejemplo: Dar de comer a un muñeco, hacer como que habla por teléfono 

Juego simbólico

Nivel I. Entre los 20 y los 22 meses

Realiza acciones simuladas en más de una persona u objeto. Combina más de un objeto en el momento del juego. Por ejemplo: Dar de comer a su madre y después a un muñeco,  meter la muñeca en la cama, poner una cuchara en un cazo o poner el muñeco en un cochecito. 

Nivel II. Entre los 22 y los 24 meses

Empieza a representar roles, cambia su propio cuerpo por otro. Sigue utilizando los objetos de manera funcional. Por ejemplo: Jugar a mamás; peinar al muñeco después ponerlo a dormir; hacer como que es papá. 

Nivel III. Entre los 24 y los 30 meses

Le da un papel más activo a los muñecos asignándoles sentimientos. Sustituye objetos por otros de forma parecida. Por ejemplo: El peluche llora porque tiene hambre o poner el peluche en un carrito de la compra como si fuera un cochecito. 

Nivel IV. Entre los 30 y los 36 meses

Introduce personajes de ficción en sus roles y disminuye el juego de acción de la vida cotidiana. Aparecen secuencias de acciones, es decir, a crear historias. Estas historias no están pensadas, son sobre la marcha. Los objetos siguen siendo reales pero pueden ser sustituidos. Empieza a haber un juego compartido con iguales. Con la mejora del lenguaje aumentan los roles en el juego. Por ejemplo: La ambulancia va a buscar al paciente, le toma la temperatura, lo ausculta y le pone una inyección; utiliza un palo para hacer de jeringuilla o una caja para hacer de ambulancia; juega a ser una princesa o un superhéroe; utilizar un lápiz como si fuera un avión. 

Nivel V. A partir de los 4 años

El juego es más complejo tanto en las historias que crean como en el juego con los iguales. No necesitan objetos, los recrean con gestos y lenguaje. Planifican el  juego e improvisan. Adoptan diferentes roles en una misma historia y los diferencian utilizando diferente lenguaje y actitud. El juego con los iguales se vuelve cooperativo. 

En la próxima publicación hablaré, más extensamente, sobre el juego de reglas y la etapa evolutiva en la que se encuentra. 

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Juego funcional

El juego funcional es el primer juego que aparece en nuestra vida, es el más simple y se basa en un juego sensoriomotor, se estimulan los sentidos y movimientos del niño. El juego debe consistir en el contacto físico y afectivo. Se centra en la exploración y actuación sobre sí mismo, los objetos y otras personas, en definitiva el niño aprende como funciona el mundo. Es un juego de repetición, ya que les produce placer y se entretienen. En esta etapa lo más importante no son los juguetes, sino que hacen con ellos y como experimentan. Se centran en las características físicas del juguete y usan sus sentidos para ello. 

Recordando la entrada anterior del blog, el niño va evolucionando a medida que crece y el adulto puede ayudarlo en esta transición. Para ello, es importante estimularlo desde el nacimiento y el juego es la mejor opción para hacerlo, ya que éste se modifica y se transforma a medida que crecemos.

El primer paso es conocer el desarrollo evolutivo de los niños de los 0 a los 2 años. Saber las habilidades y destrezas que poseen en cada etapa de su evolución y así conocer la etapa de desarrollo en la que se encuentra el niño y que tipo de juegos son los adecuados para su edad.

Desarrollo evolutivo del niño de los 0 a los 2 años

Desarrollo motor (evolución física del niño)

  • 0-3 meses: El niño tiene movimientos reflejos, son involuntarios y automáticos. 
  • 3-6 meses: Se puede sentar con ayuda, Aguanta la cabeza sin ayuda, puede cambiar de posición girando su cuerpo y empieza a gatear, estiran el brazo para coger un objeto, coordina los movimientos de sus manos
  • 6-9 meses: Mejora su musculatura, se sienta sin ayuda, gatea hacia atrás y delante, se pone en pie sin ayuda sujetándose con algo y da pasos hacia los lados, aprenden a posicionar las manos para coger objetos más fácilmente
  • 9-12 meses: Empieza a masticar, da sus primeros pasos apoyándose en el adulto o en la pared, sube escaleras gateando, empieza a coger los cubiertos y llevárselos a la boca
  • 12-24 meses: Empieza a caminar sin ayuda, puede comer solos, los movimientos son coordinados y más precisos, utilizan las dos manos para una acción

Desarrollo sensorial: evolución de los sentidos del niño

  • Audición: El sentido más desarrollado desde que nace. Puede reconocer la voz de la madre desde la barriga y en el primer mes distinguen ruidos
  • Visión: La vista es el menos desarrollado del bebé. En los primeros meses, le cuesta reconocer las formas de las personas y los objetos, a causa de la incapacidad por coordinar sus ojos. A los dos meses ya perciben los colores perfectamente. A los cinco meses distinguen caras y a los siete meses reconocen las expresiones faciales y responden a ellas. A partir de los dos meses, con la acomodación de los ojos, perciben la profundidad. 
  • Olfato: Des de los primeros días el bebé percibe el olor de la madre y lo distingue de otras mujeres. Los olores le pueden producir rechazo o placer
  • Tacto: En los primeros meses de vida el bebé tiene contacto con personas y objetos que le permiten sentir la presión, la temperatura y el dolor. A os seis meses pueden reconocer objetos al tocarlos
  • Gusto: Al principio prefieren sabores dulces como la leche materna, hacia los cuatro meses se interesan por lo salado
  • Percepción intermodal:  Alrededor de los seis meses están preparados para asociar la información de los diferentes sentidos y formar un todo significativo. Permite al niño construir el mundo. 

Desarrollo cognitivo: evolución del pensamiento del niño

  • 0-1 mes: Las acciones del bebé no son deliberadas. Tiene respuestas reflejas delante de estímulos externos o internos
  • 1-4 meses: Empieza a realizar acciones que le producen placer. Se centra en su propio cuerpo.
  • 4-8 meses: Explora el entorno y manipula objetos. Sus acciones ya no se centran únicamente en su propio cuerpo
  • 8-12 meses: Puede combinar acciones para resolver un problema, como girar su cuerpo para seguir una dirección. Es capaz de escoger acciones que le permitan adaptarse al entorno
  • 12-18 meses: Entiende las causas de los acontecimientos y los desplazamientos de los objetos, por ejemplo, puede encontrar juguetes escondidos. Imita y repite conductas y encuentra soluciones para situaciones concretas
  • 18-24 meses: Aparece la capacidad de pensar y actuar de forma interna, no solo a partir de la experiencia externa. 

Desarrollo del lenguaje y la comunicación: evolución del habla y la comunicación

Durante los dos primeros años, el niño conocen gran cantidad de palabras. A los 12 meses empieza la explosión de vocabulario, cada día aprenden unas cinco palabras nuevas. A los 18 meses ya reconocen entre 30 y 50 palabras y a los dos años más de 150 palabras y son capaces de construir un discurso

Desarrollo socioafectivo: evolución de las elaciones sociales y emocionales del niño

  • 0-2 meses: El bebé actúa de manera indiscriminada con las personas que le rodean, aún no se ha desarrollado el apego
  • 2-7 meses: Se establece el apego, un lazo afectivo con las personas más significativas del bebé. Distingue las personas de su entorno y aparece la sonrisa con las personas que conoce
  • 7 meses – 2 años:  El vínculo es fuerte y se producen muchas interacciones sociales, sobretodo con la gente de su entorno. Esta relación se basa en la satisfacción de sus necesidades.

Una vez, conocemos las características de desarrollo del niño, podemos pensar en juegos convenientes a su edad y que le puedan ayudar en su crecimiento. 

Tipos de juego dependiendo de la etapa de desarrollo del niño

0-3 MESES

  • Objetos: escoger objetos con luz y colores vivos, que tengan movimiento y sonido 
  • Personas: encontrar momentos para estar con el bebé y cruzar miradas, hablarle, ser expresivos con la cara y mantener contacto con él, por ejemplo haciéndole cosquillas o masajes

3-6 MESES

  • Objetos: El niño empieza a manipular los objetos, darle objetos que pueda coger, tocar, y ponérselos en la boca. Para conseguir todo esto se debe poner juguetes u objetos a la vista del niño y que pueda alcanzarlos, moverle los juguetes para desarrollar la coordinación de la visión, tener juguetes con sonido para que el niño pueda localizarlos 
  • Personas: Se relaciona sobretodo con la madre, importante crear momentos cara a cara, como por ejemplo en la bañera, cuando se le cambia el pañal o al darle de comer
  • Con su propio cuerpo: Le gusta descubrir su cuerpo y ver que puede hacer con el, como ponerse la mano en la boca

6-9 MESES

El juego consiste en la exploración de su cuerpo y el del adulto. Solo existe el aquí y el ahora. Solo actúa. Aprende a repetir movimientos con su propio cuerpo y reproducir reacciones de los objetos como hacer sonar un sonajero. En esta etapa el niño es capaz de sentarse y con ello puede coger objetos con las dos manos, hacerlos chocar o pasarse el objeto de mano a mano. Además puede inclinarse estando sentado para buscar un objeto.

9-12 MESES

El juego consiste en la exploración del espacio y los objetos. Reconoce los objetos y sabe como funcionan, puede cogerlos, lanzarlos, golpearlos, hacerlos rodar… Cuando se le cae un objeto es capaz de intuir donde ha caído. Al gatear aumentan las posibilidades de exploración del entorno. Se le pueden esconder objetos para que los busque y ponerle lejos los objetos para que use la locomoción para alcanzarlos.

12-18 MESES

El niño utiliza los objetos dependiendo de sus propiedades y funciones más evidentes. Juega a explorar rompiendo, desmontando, desvistiendo muñecas… También le gusta explorar su propio cuerpo, escondiéndose, columpiándose, poniéndose dentro de objetos… Enseñarle al niño como funcionan los juguetes para que él lo haga solo después de la demostración

18-24 MESES

El niño combina dos o más objetos, ya que tiene más destreza con las manos y los dedos. Buscar juguetes mecánicos para que juegue él solo, y darle la opción de varios juguetes y objetos para que él los coja y los combine. El juego se debe centrar en estimular al niño a caminar y desplazarse. Empezar a compartir el juego con el niño tanto el adulto como otros niños. 

En la próxima publicación hablaré, más extensamente, sobre el juego simbólico y la etapa evolutiva en la que se encuentra. 

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¿Jugamos?

“Nada enciende más la mente de un niño como jugar”

Stuart Brown

Los niños, desde que nacen, son seres activos; exploran y observan todo aquello que les rodea. Les gusta moverse, tocarlo todo y relacionarse con los demás. De esta manera aprenden y se desarrollan. Experimentan cambios físicos, intelectuales, emocionales y sociales significativos, siendo en los primeros años de vida, sobretodo hasta los 6 años, donde aprenden a más velocidad y se producen mayores cambios. 

El juego es, sin duda, uno de los mejores recursos para ir construyendo su desarrollo y descubrir el mundo, ya que es una actividad lúdica, que divierte, entretiene y produce placer. Los niños están felices y seguros y se crea un clímax idóneo para el aprendizaje, mejorando sus capacidades y destrezas. 

Para poder potenciar al máximo dicho aprendizaje las personas, que forman parte de la vida del niño, deben conocer en que etapa del desarrollo se halla. Es importante saber que se puede esperar de él en cada momento de su vida. Y para poder entender el funcionamiento del niño se debe prestar atención al nivel social, afectivo, comunicativo y cognitivo. De esta forma se puede identificar en que momento se encuentra de su evolución y en consecuencia que capacidades y habilidades tiene. 

Entonces, que tipo de juegos son los adecuados en cada etapa evolutiva?

Pasamos por diferentes fases en nuestro desarrollo biológico y psicológico. Se pueden distinguir 4 tipos de juegos dependiendo de la edad o etapa evolutiva en la que se encuentre el niño.

Entre los 0 y 2 años predomina el juego funcional. Son ejercicios de repetición, que consisten en repetir una acción muchas veces, tanto con su propio cuerpo como con objetos u otras personas. En definitiva utilizar el cuerpo y los objetos con un fin. Por ejemplo, hacer el cucu-tras, mover un sonajero o balancearse.

Entre los 2 y los 6 años predomina el juego simbólico. Es el juego imaginativo y creativo por excelencia. Consiste en dar vida a personajes y crear historias a partir de objetos existentes o la representación de objetos inexistentes. Por ejemplo, jugar a médicos, a papás y mamás o a ir a la compra. 

A partir de los 6 años predomina el juego de reglas. Todos aquellos juegos en los que se utilizan reglas/normas para jugar. El niño sabe que debe hacer en todo momento. Por ejemplo, juegos deportivos como el fútbol, el escondite o juegos de mesa com la oca.  

Durante todas las etapas del desarrollo también existe el juego de construcción, que va evolucionando a medida que el niño crece. Consiste en utilizar objetos para construir estructuras. Por ejemplo, crear una torre con cubos o crear una casa con fichas de lego. 

En la próxima publicación hablaré, más extensamente, sobre el juego funcional y la etapa evolutiva en la que se encuentra.