Normas y límites: 5 claves para establecer límites

Entendemos las normas como un conjunto de reglas que se aprueban de modo conjunto entre los miembros de una comunidad para un buen funcionamiento. Los límites son aquellas normas que no se pueden rebasar y que tienen una penalización a nivel de sociedad, es decir, tienen relación con el comportamiento en sociedad. 

No debemos perder de vista que para poner límites y normas se debe tener en cuenta el niño, es decir, su estado emocional, sus capacidades según la edad y la situación familiar.

Los límites son fundamentales para que los niños aprendan hasta dónde pueden llegar con las figuras de autoridad: padres, cuidadores, abuelos… Ellos desarrollan su personalidad e identidad mientras ensayan y comprueban estos límites. Las normas permiten que el niño crezca libremente, mientras desarrolla su autonomíacapacidades y habilidades sociales.

¿Por qué son útiles las normas y límites?

Establecer normas y límites es importante porque ayudan a manejar las situaciones de frustración y nos preparan para la convivencia. Además, dan seguridad en la etapa infantil y adolescente,  permiten desarrollarse libremente dentro del entorno, mejorando la autoestima, la empatía y en general las habilidades sociales.

Trucos para poner límites:

– Deben ser mensajes concretos y claros. Es importante poder explicar qué es lo que queremos cuando establecemos un límite; explicar qué conductas son esas que queremos que tenga (los pies fuera del sofá, hablar sin gritar, mantener la habitación ordenada…). Además, debemos asegurarnos de que se ha entendido, necesitamos un feedback por parte del niño y explicarles cuál será la consecuencia si eso de incumple. Aunque puede ser difícil, es esencial recordar las normas de forma tranquila cuando se están incumpliendo, ya que si nos alteramos es muy probable que ellos también se pongan nerviosos y actúen peor.

 Mejor en frases positivas. Procurar no juzgar a la persona (“eres malo”), sino juzgar el comportamiento o el acto (“te estás comportando mal”).

– No ceder. Es importante tener en cuenta que hay límites y normas que no se deben traspasar (no pegar, insultar, gritar,…). Mantener un firme “no” hará que el niño comprenda la rigidez de esa norma y entienda también la consecuencia de no cumplirla. Si se incumple debe aplicarse la consecuencia para que ésta norma funcione y el niño finalmente la interiorice.

– Dar alternativas. Aunque hemos visto que algunos límites no deben traspasar, hay otros que pueden negociarse o modificarse en función de las necesidades del niño, su desarrollo y madurez, sobre todo en el contexto familiar. La negociación debe basarse en la comunicación verbal para llegar a un acuerdo consensuado entre los miembros de la familia. En esta podemos proponer alternativas a lo que el niño pide, según lo flexibles que estemos dispuestos a ser. 

Sabemos que muchas veces el establecimiento de normas y límites son un foco de discusión y que puede ser difícil de gestionar, es por eso que en nuestro Centro Okidi nos ponemos a vuestra disposición para acompañaros y ayudaros en este proceso.

Image of happy friends on the grass with balls looking at camera

Juego de reglas

“Los juegos con reglas  se inician  como los rituales que cada niño crea para sí mismo; situaciones o acciones infantiles que en determinados momentos de la vida diaria él construye e instituye”

El juego de reglas aparece hacia los 6 años de edad, en la etapa de operaciones concretas. En esta etapa el niño es capaz de organizar sus ideas y desarrollar un pensamiento lógico, racional y operativo, ya no necesita la manipulación física para entender el mundo. Empiezan a descubrir cosas que antes no podían entender y resuelven problemas a partir del lenguaje. Presentan argumentos con mayor inteligencia. Tienen un pensamiento más flexible que no está basado únicamente en la apariencia de los objetos. 

La regla lúdica aparece de manera implícita y regula el juego,  ésta aparece en el juego simbólico, donde el niño va creando historias y roles y con ellas las primeras reglas. Estas reglas son creadas y utilizadas por los mismos niños y les ayudan a tener una guía sobre lo que deben hacer antes de empezar a jugar, por ejemplo a papás y mamás. Más adelante y con la práctica, son capaces de realizar juegos de reglas como el escondite, el pilla pilla o el pajarito inglés. Los niños conocen las normas, saben como empieza y acaba el juego y que deben hacer. 

El cumplimiento de las reglas aparece con la idea que tiene el niño de que cada juego se juega de una determinada manera, por lo tanto, se debe jugar de la forma que ellos conocen. No permiten que se alteren las normas, porque eso sería ilegal en el juego. Con el paso del tiempo, los niños se dan cuenta que muchas veces se puede jugar de diferentes maneras a un mismo juego.

Gracias al juego de reglas el niño aprende a respetar las normas, a esperar turnos, a ganar y perder, desarrolla tolerancia a la frustración y asumen valores como el respeto. Además, les ayuda a ponerse en el lugar del otro, considerando sus opiniones y acciones. Y favorece el desarrollo del lenguaje, el razonamiento, la atención y la reflexión. 

Evolución del juego por reglas

Nivel I. Entre los 2 y los 5 años

Los niños crean sus propias reglas de juego. Cada niño tiene sus propias reglas, no tienen porque unificarse entre ellas. Los niños juegan para sí mismos, y los objetivos son diferentes para cada uno de ellos. Aunque puedan compartir el juego con sus iguales, el juego es paralelo. No tratan de ganar ni de coordinar sus puntos de vista. En esta etapa la regla no se considera obligatoria, sino que es un ejemplo, como una manera de jugar. 

Nivel II. A partir de los 6 años. hasta los 11 años

Aparece el juego cooperativo. los niños tienen el deseo de unificar las reglas y tener un control mutuo. También aparece la idea de ganar y tener en cuenta a los demás, jugando unos contra otros. Pero las reglas que se imponen son copiadas del niño que mejor informa de ellas y mejor conoce el juego, pero son consideradas obligatorias y no se pueden modificar. Los juegos a esta edad son simples.

Nivel III. A partir de los 11 años

En esta etapa el pensamiento formal permite tener un interés por la regla como tal, es entonces cuando podemos razonar y tener conciencia sobre las reglas y aplicarlas en cualquier caso. 

En la próxima publicación hablaré, más extensamente, sobre el juego de construcción y la etapa evolutiva en la que se encuentra.