¿Qué es el enojo?
El enojo es una emoción básica y nos indica o nos señala que algo está sucediendo, nos está molestando o hiriendo. El enojo, al igual que la tristeza, son emociones que percibimos como negativas ya que normalmente van acompañadas de un sentimiento desagradable, y es por eso que en ocasiones los niños tienen dificultades para controlar el enojo.
Cuatro tips para gestionar el enojo:
1. Aceptar el enojo como parte natural y necesaria de nuestra vida. Todas las emociones, incluida el enojo, cumple una función y sirven para algo. Nos ayuda a percibir injusticias, identificar las desventajas o daños. También ayuda a enfrentar situaciones difíciles. Es importante no dar mensajes que puedan hacer que los niños repriman la emoción; como por ejemplo “no te enfades” o “no puedes molestarte por esto”. Por lo contrario, podemos aceptar esta emoción y dar estrategias para controlarla y de esta manera van a comprenderla.
2. Acompañar a los niños cuando estan enfadados. Podemos explicarles que es normal sentir esta emoción y es natural que aparezca cuando hay algo que nos molesta. Lo que debemos tratar de hacer es limitar y controlar la acción que va después de sentir el enojo. Ser paciente, ayudarles y empatizar con los niños va hacer que se sientan comprendidos y eso va a permitir que podamos darles recursos para gestionar esta emoción de la mejor manera.
3. Por otra parte, lo que proponemos es redirigir las acciones, tal y como hemos dicho antes; limitar o controlar la acción que va después de sentir el enojo. Es importante poder hablar con los niños sobre la emoción, cómo la sienten y por qué motivo, así son conscientes y reconocen lo que estan sintiendo y podemos ofrecerles alternativas para gestionarlo.
Redirigir acciones implica darles otras opciones para la gestión de la emoción. Decirles “no pueden golpear a la gente o a las cosas, lo que puedes hacer es golpear la almohada hasta que estés más tranquilo y sientas menos enojo”, “respira hondo” o proponerles hablar sobre lo que ha pasado y qué les ha molestado. Para los niños más mayores, una buena forma es poder escribir lo que siente y, en el caso de los más pequeños, dibujarlo. Eso ayuda a identificar y reconocer la emoción y facilita la búsqueda de estrategias.
4. Enfriar la emoción. Implica poder tomarnos un tiempo para calmar la emoción. Se trata de que los niños dejan de hacer lo que están haciendo un momento y esperar para poder enfriar el enojo. Esto no significa dejar que los niños golpeen o hagan acciones que no están bien, sino enseñarles a parar como estrategias para calmar la emoción y tener más tiempo para pensar en cómo actuar.
5. Práctica de relajación con respiraciones. Este es un método para controlar y enfriar las emociones. Es importante encontrar un momento tranquilo y no intentar ponerlo en practica cuando los niños estén enfadados. La respiración debe ser lenta y pausada, inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Esta técnica va bien para calmar la emoción por el efecto que produce en nuestro cuerpo. Al aprender a regular el cuerpo se va aprendiendo también a regular la emoción. Cuando se haya practicado varias veces, podemos hacer referencia a esta técnica cuando aparezca el enfado.