Muchos padres nos preguntan cómo pueden colaborar con nosotras en el tratamiento del lenguaje de su hijo. Es importante que los niños empiecen a entender desde muy pequeños lo importante que es el lenguaje y para qué sirve: nos permite transmitir necesidades, quejas, nuestros sentimientos… Los padres son un elemento clave para el desarrollo de esta capacidad, ya que son la figura de confianza de los niños y normalmente, las personas que más contacto tienen con ellos en las primeras etapas de su vida.
Algunos de los métodos que seguimos y recomendamos desde OKIDI para estimular el lenguaje son los siguientes:
1. No utilizar vocabulario infantilizado. Muchas veces, los adultos utilizamos palabras simplificadas (como por ejemplo guau guau para referirnos a un perro) porque creemos que los niños nos entenderán mejor y podrán decir esa palabra más fácilmente. Lo cierto es que si utilizamos este método, estamos dando un vocabulario erróneo y no permitimos que los niños experimenten otros sonidos un poco más difíciles que los que ya saben hacer. Ésto no significa que tengamos que hablar al niño con un vocabulario difícil. Se trata de hablar claro y al ritmo que el niño requiera.
2. Dedicar un momento para conversar. Los niños tienen mucho que contar, por ejemplo cómo les ha ido en el colegio, si se han peleado con un compañero, qué ha habido de comer en el comedor… También nosotros podemos hablarles de qué hemos hecho hoy o qué habrá para cenar. La conversación padres – hijos es fundamental para habituar al niño a querer expresarse y comunicar cómo se siente y qué necesita.
3. Reconocer los intentos de comunicación del niño. Cuando nuestro hijo nos intenta decir algo, es muy favorable responder a lo que nos comenta y escucharle.
4. Lectura de cuentos. Podemos leer cuentos sencillos, con introducción, nudo y desenlace. El niño puede contarlo también si ya se lo sabe. A los niños les gustan las cosas que ya conocen porque ya las tienen por la mano y les dan más seguridad en si mismos, haciéndoles más fácil su participación.
5. Demandas orales, sin señalar. Muchos niños cuando quieren algo simplemente lo señalan. Podemos pedirle al niño que nos pida explícitamente qué quiere con palabras. A veces, puede ocurrir que no se sepa el nombre de la cosa que nos está pidiendo. En este caso podemos preguntarle si sabe cómo se llama el objeto en cuestión y si nos dice que no, decirle la palabra para que él la repita. Poco a poco podemos alargar las frases que nos ha de repetir (quizás primero sólo repite «agua», con el tiempo, «quiero agua»).
6. Rutinas para aumentar el vocabulario. Al llevar a cabo actividades que forman parte de nuestra vida diaria estamos rodeados de infinidad de vocabulario que enseñar a nuestros hijos. Podemos jugar a ser detectives en el supermercado y encontrar alimentos, llamarlos por su nombre y categorizarlos. Por ejemplo: ahora vamos a buscar frutas. ¿Qué frutas queremos comprar? Naranjas, uvas… Otra situación ideal para trabajar el vocabulario es el momento de la ducha. Podemos ir mencionando las partes del cuerpo que vamos a lavar: Ahora, limpiaremos la cabeza; ahora, limpiaremos los brazos…
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