Cuando los papas se separan siempre es un momento difícil para toda la familia.

Sin embargo, una separación de una pareja que no se entiende, que ya no se quiere, es más saludable que mantener la convivencia entre dos personas que discuten todo el tiempo.

Hay veces que se recurre a esta segunda opción por miedo a que sus hijos sufran con la separación, pero viviendo juntos con una mala relación, también pueden hacer vivir situaciones indeseables a los hijos.

Una vez se ha tomado la decisión de que los padres se separan y se lo comunican a los niños, es importante transmitirles la idea de que se trata de una decisión que toman ellos como pareja, que siguen siendo sus padres y  que siguen contando con los dos.

Es importante hacer hincapié en que nada tiene que ver con ellos, en cómo son o en cómo se portan.

Digo esto porque los niños (sobre todo los más pequeños) tienen un pensamiento autorreferencial o egocéntrico, esto es, que creen que todo lo que pasa alrededor tiene relación con ellos.

Eso hace que muchas veces puedan pensar “los papas se separan porque yo me porto mal”.

De igual modo, intentar evitar decir cosas como “nos separamos porque hemos dejado de querernos”, sobre todo si los hijos son pequeños, porque pueden pensar que un día también dejarán de quererles a ellos.

Se aconseja transmitirles la idea de que los papas se quieren pero vivirán separados, porque así no discuten tanto y estarán todos más contentos, pero que siguen siendo una familia.

Para que el niño sienta que no pierde, que sigue teniendo una familia, es bueno que cuanto más presente esté en la vida de sus hijos el progenitor que se ha ido de casa mejor.

Seguramente con una explicación que demos no será suficiente para que los niños entiendan la separación, por ello es probable que a medida que vayan creciendo lo vayan preguntando y así entendiendo.

Si se trata de una separación definitiva es importante transmitirle esta idea y evitar, sobre todo al principio de la separación, realizar actividades juntos, pues muchas veces los niños tienen la fantasía que un día mamá y papá volverán a estar juntos y es mejor no confundirles.

Independientemente del tipo de custodia que se tenga, cuando los padres se separan, los niños deben acostumbrarse a tener una vida con mamá y otra con papá, y que cada una tendrá unas características que les serán propias.

Así, si se da el caso de que cada progenitor tiene un estilo diferente de educar, los niños pronto aprenden a relacionarse con cada uno de una forma diferenciada.

Lo que sí es importante es intentar respetar los horarios y las rutinas de los niños, de manera que no deban renunciar a sus actividades por que hoy le toque estar con uno o con el otro.

También es importante que en la casa de cada progenitor el hijo tenga su habitación o espacio que sienta como propio y que le permita identificarse con ese hogar.

Como todas las separaciones resultan difíciles, os invitamos a que consultéis en nuestro centro cualquier duda que tengáis al respecto, pues nosotros intentaremos ayudaros de la mejor manera posible.

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